Kitabı oxu: «De diálogo nocturno a medianoche»

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www.ediciones.uc.cl


DE DIÁLOGO NOCTURNO A MEDIANOCHE

Edith Stein y Florencia Martínez E.

Traducción de Clemens Franken

© Inscripción Nº 2020-A-9077

Derechos reservados

Diciembre 2020

ISBN Nº 978-956-14-2747-1

ISBN digital Nº 978-956-14-2748-8

Diseño: Francisca Galilea R.

CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile

Stein, Edith, Santa, 1891-1942, autor.

Edith Stein: de Diálogo Nocturno a Medianoche / Edith Stein y Florencia Martínez E.; traducción de Clemens Franken.

Diagramación digital: ebooks Patagonia

www.ebookspatagonia.com info@ebookspatagonia.com

1. Stein, Edith, Santa, 1891-1942.

2. Teatro - Alemania.

3. Teatro - Chile.

I. t.

II. Martínez E. Florencia, autor.

2020 792.0943 + 23 RDA

PORTADA: Montaje de Medianoche (2017), fotografía de Ramón López y Edith Stein (1891-1942) als Referentin in Wein Foto 1931, Wein.

Índice

NOTA PRELIMINAR

Vorbemerkung

Modulaciones de la noche

Modulationen der Nacht

Si Edith Stein callara, las piedras gritarían

Wenn Edith Stein schwiege, sängen die Steine

Diálogo nocturno

Nächtliche Zwiesprache

Medianoche

Mitternacht


Edith Stein (1891-1942) als Studentin Göttingen.

Foto Sommer 1913, Breslau.

Nota preliminar

Diálogo nocturno es una pieza teatral escrita por la carmelita y filósofa alemana Edith Stein en 1941 un año antes de que fuera asesinada en Auschwitz. Esta obra, muchos años después y en otro hemisferio del mundo, reunió a un equipo interdisciplinario de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con el deseo de llevarla a escena en una adaptación que diera a conocer también su vida y obra más allá de las aulas, conventos y bibliotecas.

A partir de este afán nació Medianoche. La investigación para el nuevo texto dramático y su puesta en escena, a cargo del director Ramón López, fue nutrida por artículos derivados del trabajo en grupo conformado por colaboradores del Centro de Estudios en Edith Stein y el Centro Teatro y Sociedad. Aprovecho de agradecer a Saide Cortés, Eva Reyes, Anneliese Meis, Juan Francisco Pinilla, Consuelo Morel, Rodrigo Canales y Ramón López por la excelente labor en esas reuniones de pensamiento, discusión y reflexión; sin todos sus aportes y miradas, Medianoche jamás hubiera existido.

Fue en aquellas instancias de trabajo donde también nos pareció pertinente hacer una nueva versión al castellano del Diálogo nocturno de Edith Stein. Todo lo conversado por nuestro equipo en las lecturas de la obra podía tener aún más capas y alcances lingüísticos e intentamos dar en nuestro idioma (como si esto fuera posible), con lo que nos pareció la palabra justa que bien sabía escoger Stein en el suyo.

Nacido de una ceremonia, el teatro es una experiencia ritual que permite la expansión de la palabra y un mensaje que contiene la ética del autor, muchas veces con formas más paganas que sacramentales, pero con un efecto igualmente removedor en el espectador. En este sentido, el montaje protagonizado por Elsa Poblete y Maureen Boys tuvo un alcance conmovedor, transmitiendo de manera potente y sensible quien fuera la excepcional Edith Stein, una mujer que persiguió el conocimiento y la verdad hasta probar sus propios límites, saltando convenciones de una época donde las mujeres no tenían espacio en las aulas y mucho menos en la Iglesia.

Stein tuvo una inquietud espiritual desde muy pequeña. Trasladó su alma del judaísmo al ateísmo, con interrogantes permanentes que desarrollaron en ella una riquísima intelectualidad. Siendo filósofa, conoció a Husserl y fue su asistente. En medio de sus estudios de fenomenología se acercó a Max Scheller y en esos encuentros comenzó su tímido acercamiento al catolicismo, pero no fue sino hasta la experiencia de la Primera Guerra Mundial, donde colaboró con labores de enfermería, que se encontró con la verdadera experiencia humana que tanto había buscado y estudiado. Luego de haber perdido a muchos amigos en la guerra, un día se topó con la autobiografía de Teresa de Ávila. Para Edith, ahí estaba armónicamente reunida toda la verdad que siempre se le presentó tan escurridiza. Comienza así en su vida una última mudanza, esta vez hacia el catolicismo. Se hizo monja carmelita y desde ahí hizo importantes estudios teológicos. Hoy es reconocida por el mundo católico como Santa Teresa Benedicta de la Cruz, patrona de Europa.

Con toda esta complejidad y una vida llena de caminos laberínticos, Edith Stein comenzó a aparecer como un personaje teatral fascinante. Llena de conflictos, preguntas y muy pocas respuestas, su vida reunía todos los elementos de un drama. De este modo, su pieza teatral Diálogo nocturno daba luces de lo que podría llegar a ser Medianoche. La obra de Stein tiene riquísimos cruces. La visita de la reina Ester a la celda de la madre superiora en el Carmelo nos pareció un llamado de intercesión que la misma autora estaba haciendo con desesperación a sus ancestros, a su vida antigua, para salvar a su pueblo de los nazis. Una vida de la que se apartó, pero que nunca abandonó porque la acompañaba como su propia sombra, como si fuese una versión nocturna e inconsciente de sí misma.

Que se publique la obra Diálogo nocturno junto a Medianoche es una muestra de lo que fue el proceso de investigación y el trabajo de montaje. Pocas veces una obra teatral tiene la oportunidad de mostrar el sinuoso camino que la lleva a su resultado escénico. A veces el proceso de creación de una obra teatral es tan fascinante y elocuente para quienes trabajamos en ello que el resultado se presenta solo como la punta de un iceberg. Por eso, la publicación de este libro es para nosotros motivo de gran alegría. Agradecemos a todos quienes han colaborado para hacer esto posible. No podemos dejar de mencionar a la Pontificia Universidad Católica de Chile que, a través de los concursos de la Dirección de Cultura de la Vicerrectoría de Investigación y de Pastoral UC, dio cuerpo a esta idea. Personalmente, quiero aprovechar de agradecer a mi amiga Emilia Noguera por haberme acercado a este proyecto.


Florencia Martínez E.


Edith Stein (1891-1942) als Lehrerin in Speyer.

Foto August 1926, Breslau.

Vorbemerkung

“Nächtliche Zwiesprache” ist ein Theaterstück von der deutschen Karmelitin und Philosophin Edith Stein, das 1941 geschriebenen wurde, ein Jahr bevor sie in Auschwitz ermordet wurde. Dieses Werk hat viele Jahre später und in einer anderen Hemisphäre eine interdisziplinäre Gruppe der Katholischen Universität von Chile vereint in dem Wunsch, es in einer Bearbeitung aufzuführen, die auch ihr Leben und Werk über die Säale, Klöster und Bibliotheken hinaus miteinbezieht.

Aus dieser Perspektive entsteht Mitternacht. Die Untersuchung zu dem neuen dramatischen Text und die Inszenierung unter der Leitung von Ramón López inspirierte sich in Artikeln, die Frucht der Gruppenarbeit von Mitarbeitern des Edith Stein Sudienzentrums und des Zentrums Theater und Gesellschaft waren. Ich möchte mich ganz herzlich bei Saide Cortés, Eva Reyes, Anneliese Meis, Juan Francisco Pinilla, Consuelo Morel, Rodrigo Canales und Ramón López bedanken für die exzellente Arbeit in den jeweiligen Sitzungen, wo sie nachgedacht, diskutiert und reflektiert haben; ohne ihre Beiträge und Perspektiven wäre Mitternacht nie zustande gekommen.

Es war auch in diesen Arbeissitzungen, wo es uns nützlich erschien, eine neue Übersetzung ins Spanische der “Nächtlichen Zwiesprache” von Edith Stein anzufertigen. Alles, was diese Arbeitsgruppe in den Lektüren dieses Werkes besprochen hat, könnte noch weitere linguistische Ebenen und Bedeutungen haben und versuchen, in unserer Sprache (als ob das möglich wäre) das richtige Wort zu finden, das Edith Stein sehr wohl in ihrer Sprache auszusuchen wusste. Diese Übersetzung präsentieren wir in diesem Buch in zweisprachiger Ausgabe.

Aus einer Zeremonie entstanden, ist das Theater eine andere rituelle Erfahrung, die uns die Wirkung des Wortes und eine Botschaft erlaubt, die in oft mehr weltlichen als sakramentalen Formen die Ethik des Autors enthält und im Zuschauer zur gleichen Zeit einen erschütternden Effekt auslöst. In diesem Sinne hat die von Elsa Poblete und Maureen Boys protagonisierte Montage eine bewegende Bedeutung erreicht und auf potente und sensible Weise mitgeteilt, wer diese aussergewöhnliche Edith Stein war. Eine Frau, die die Erkenntnis und die Wahrheit bis an ihre eigenen Grenzen gesucht hat und dabei Konventionen einer Epoche übersprungen hat, wo die Frauen weder in den Hörsäalen und noch weniger in den Kirchen Platz hatten.

Stein war von Klein an spirituell unruhig und wandelte ihre Seele vom Judentum zum Atheismus mit bleibenden offenen Fragen, die in ihr eine sehr reiche Intellektualität entwickelten. Als Philosophin lernte sie Husserl kennen und war seine Assistentin. Inmitten ihrer phänomenologischen Studien näherte sie sich Max Scheler und in den Treffen mit ihm begann ihre schüchterne Annäherung an den Katholizismus. Aber es war nicht vor der Erfahrung des Ersten Weltkrieges, wo sie als Rote Kreuzschwester mitwirkte, dass sie die authentische menschliche Erfahrung, die sie so sehr gesucht und studiert hatte, machte. Nachdem sie viele Freunde im Krieg verloren hatte, stiess sie eines Tages auf die Autobiographie der Theresa von Avila. Dort fand sie die ganze Wahrheit harmonisch zusammengefügt, die sich ihr immer so ambivalent präsentiert hatte. So beginnt in ihrem Leben der letzte Wandel zum Katholizismus. Sie wurde Karmelitin und als solche hat sie wichtige theologische Beiträge geleistet. Heute ist sie in der katholischen Welt als die Heilige ‘Theresia Benedicta a Cruce’ (‘Theresa Benedicta vom Kreuz’), Patronin Europas, bekannt.

Mit all dieser Vielfältigkeit und einem Leben voll von labyrinthischen Wegen begann Edith Stein als eine faszinierende Theaterpersönlichkeit zu erscheinen. Voll von Konflikten, Fragen und sehr wenigen Antworten, vereinigte ihr Leben alle Elemente eines Dramas. Deshalb erleuchtete ihr Theaterstück “Nächtliche Zwiesprache” den Weg für das, was Mitternacht sein könnte. Das Werk Edith Steins hat sehr interesante Werte; der Besuch der Königin Esther in der Zelle der Mutter Oberin im Karmel, erschien uns als ein Ruf zum Einschreiten, den die Autorin selbst mit Verzweiflung an ihre Eltern, an ihr altes Leben richtet, um ihr Volk vor den Naizs zu retten. Ein Leben, von dem sie sich zwar abgewandt, aber das sie nie verlassen hat, weil es sie mit ihrem eigenen Schatten begleitete, als ob es eine nächtliche und unbewusste Version von Edith Stein wäre.

Dass das Werk “Nächtliche Zwiesprache” zusammen mit Mitternacht veröffentlicht wird, ist ein Zeichen dafür, worin der Forschungsprozess und die Arbeit an der Montage bestanden. Selten hat ein Theaterstück die Gelegenheit, den kurvenreichen Weg zu zeigen, der zu dem szenischen Resultat führt. So faszinierend und eloquent ist manchmal der Prozess selbst für die, die wir ein Theaterstück schaffen, denn das Resultat erweist sich lediglich als die Spitze eines Eisberges. Deshalb ist die Veröffentlichung dieses Buches eine Realisierung, für die wir allen, die daran mitgearbeit haben, dankbar sind. Vor allem möchten wir die Katholische Universität von Chile erwähnen, die durch die Forschungswettbewerbe der Katholischen Studentengemeinde in Zusammenarbeit mit dem Vizerektorat für Forschung das Projekt möglich gemacht haben. Persönlich möchte ich mich auch bei meiner Freundin Emilia Noguera bedanken, die mich zu diesem Projekt geführt hat.


Florencia Martínez E.


Modulaciones de la noche

Modulationen der Nacht

Modulaciones de la noche

“La noche, por el contrario, tanto la cósmica como la mística, es algo informe e inaprensible que, en la plenitud de su sentido, sólo sugiere sin agotar nunca su contenido. En ello se incluye una cosmovisión completa y una perfecta concepción del ser”.

Edith Stein

Ciencia de la cruz

Introducción

Una tarde de octubre del 2018 nos reuníamos a las puertas de la Sala La Comedia, ícono del teatro independiente en Chile, en el barrio Lastarria de Santiago centro, donde se estrenaba Medianoche, la adaptación libre de Florencia Martínez de la obra Diálogo nocturno de Edith Stein. Ahí estábamos los investigadores involucrados en el proyecto que nos había ocupado un año y medio de encuentros y de producción1. También concurrieron al evento personas cercanas del ámbito académico y artístico, pero sobre todo un público movido por el teatro. Era una gran apuesta presentar en las tablas no solo el núcleo dramático de Diálogo nocturno, sino, sobre todo –y era la propuesta de Medianoche– a una mujer extraordinaria.

La estructura del drama del Diálogo nocturno de Edith Stein es simple2. Se trata de una visita de la reina Ester a la madre carmelita de Echt. Acontece al modo de una anunciación bíblica: entrada del personaje celestial, mensaje-respuesta y despedida3, a lo que se puede añadir el sobresalto inicial y el develamiento paulatino del personaje y su mensaje a través del diálogo. Se trata de una fantasía de dramaturgia elaborada con la historia bíblica de Ester como núcleo, la cual, sin embargo, es reflejo de la historia de María. Declara la misma Ester: “Mi vida era solo un resplandor de la suya” (735).

Esta visita de medianoche se abre en torno al tema del “refugio” para el pueblo de Israel ante “un nuevo Amán” que amenaza su existencia (733). El paralelismo pone en diálogo la historia de la salvación con la historia contingente. Y se advierte, además, un continuo juego entre la noche y el día que vincula el devenir histórico con el día de la gloria: “La cruz despareció en la noche, pero nuestra noche fue improvisamente iluminada por una nueva luz, como no habíamos sospechado: dulce y feliz… Él mismo era la luz” (734).

Estas correspondencias suponen también una teología de la historia cuyo centro es el corazón de Cristo en la cruz, punto definitivo de convergencia para Israel y la Iglesia, las llagas del crucificado aparecen como “meta” (735) y como fuente de salvación (734).

En la magnífica visión que Ester relata confluyen la cristología y la soteriología, la mariología y la eclesiología: “él está con vosotros, os conduce al reino de su Padre… Vi a la Iglesia nacer de mi Pueblo; un tierno retoño floreciente, vi como corazón de la Iglesia a la Inmaculada…” (734-735).

La sorpresiva presencia de Ester aquella noche en el Carmelo holandés (Echt) responde en definitiva a un envío, la madre carmelita concluye: “La Reina del Carmelo te envía” (736). Por lo mismo, hay una alusión a María en el trasfondo de toda la pieza teatral que se hace patente si hacemos una lectura desde el final, resuelto el enigma de “la suplicante” nocturna. De hecho, la comprensión de la visita nocturna hace que Ester se pueda marchar y prometer un futuro encuentro “en el gran día, el de la manifestación de su gloria” (736), palabras finales de la obra que aluden explícitamente a María y retoman las del inicio, cuando la sola palabra “refugio” hace recordar a la Madre, “la Purísima, la Inmaculada…” (731), y cree que “la nocturna” es una presencia de María: “Dime, ¿no serás tú la misma Virgen Madre?” (731). Luego, la obra se abre y se cierra entorno a la figura de la Virgen María, reina del Carmelo.

Diálogo nocturno es una obra muy ceñida a las circunstancias personales de su autora, por lo cual puede considerarse ciertamente autobiográfica. Es una obra teatral no profesional escrita para ser representada por y para las monjas carmelitas de Echt, Holanda, en junio de 1941, como un homenaje a la madre superiora del convento en su onomástico (Antonia)4. Esto se inserta en la larga tradición poética y dramatúrgica de los claustros de las carmelitas. Edith Stein, ahora sor Teresa Benedicta de la Cruz, tenía ya en este tiempo una pluma avezada en cuestiones filosóficas, pedagógicas y teológicas, además de una sólida formación humanista unida a un gusto por la dramaturgia desde su juventud.

Edith Stein murió junto a su hermana Rosa –también convertida a la fe cristiana y entrada en la vida carmelita– en agosto de 1942, luego, esta obra se sitúa al final de su vida, en momentos del recrudecimiento de la persecución nazi en Holanda. Este es el clima de la obra de teatro. De esta manera, Diálogo nocturno es, en primer lugar, un reflejo de la realidad donde acontece el diálogo que se establece entre Dios, tal como se comunica en la historia de Israel, y la historia de aquel presente trágico. En este sentido, podemos hablar de una biografía teológica en la medida en que se exponen los hitos de un itinerario de encuentro con Dios, pero también de una teobiografía, en cuanto es Dios mismo que se deja ver en el acontecer de una vida concreta. Esta conjunción entre vida y teología se hace evidente en la figura bíblica de la reina Ester, quien proviene de una amenaza de exterminio del pueblo judío en el pasado histórico hebreo y que entra ahora en aquel convento holandés para encontrarse con la madre priora en el presente de ese pueblo. Ambas dialogan sobre la historia fatídica, presentando la intervención divina a favor del pueblo judío relatada en la Biblia como nuevo motivo de esperanza para el presente, de modo que rezan los salmos bíblicos, tradición orante compartida por judíos y cristianos hasta la actualidad.

Es la “historia santa” de Mardoqueo, Ester, Amán y Asuero la que se ofrece como clave de interpretación del presente5. Como consta, Edith Stein se ha identificado expresamente con la heroína hebrea, lo que demuestra su lectio divina del relato bíblico, aun cuando es un libro poco recurrente en el ámbito cristiano. Se completa así el círculo interpretativo que va de la historia al texto y del texto a la historia.

El estreno de Medianoche suponía para el resto de los integrantes del equipo, los no “teatristas”, una novedad que escapaba al trabajo de análisis, traducción y comprensión del texto. Era algo totalmente nuevo, a pesar de conocer íntegramente el parlamento. Se trataba de un auténtico producto interdisciplinario, pues cada frase contenía en sí horas de cuestionamiento entre teología y dramaturgia, donde se exponían diversas aproximaciones provenientes de distintas metodologías e intereses, y este entrecruzamiento de perspectivas daba como resultado una obra construida en un lenguaje unitario y común. Así, el relato artístico conducía inevitablemente a un encuentro personal y vital con la autora, a casi ochenta años de distancia.

En esta ocasión quiero destacar las líneas teológico-espirituales que vertebran este proyecto, dando un nuevo instrumento de profundización para una propuesta artística que trasciende ya su marco conceptual y se ofrece a la creatividad y a la sensibilidad propia de sus espectadores.

El proyecto de investigación nos conduce hacia la tridimensionalidad del teatro. No se limita al análisis de un texto, lo que va a constituir solo una primera aproximación a la obra. El horizonte de una puesta en escena conlleva una dinámica propia donde se conjugan múltiples y variados elementos expresivos y evocativos, de carácter afectivo y estéticos entre otros. Esto complejiza la reflexión en cuanto contiene ahora diversos y simultáneos registros de expresión.

Aproximación a la obra

Un camino de aproximación a la adaptación libre de Florencia Martínez sobre Diálogo nocturno, de Edith Stein, consiste en atender a los títulos respectivos que condensan el drama de las obras en cuestión.

a) Diálogo nocturno

En Diálogo nocturno, el sustantivo es el diálogo: Zwiesprache. Por esta razón –que no es solo formal y que se hace presente en otras obras de la fenomenóloga, como en aquella de Santo Tomás de Aquino con Edmund Husserl6– no se trata solo de un recurso obvio de la dramaturgia, que también puede servirse del monólogo, sino más bien de una auténtica manera de enfrentar la realidad y el acceso a la verdad. Es la asunción de la mayéutica filosófica, donde acontece la verdad.

Solo dos personajes articulan el drama. Ambas mujeres, una hebrea que viene del pasado y una católica que se halla en el presente, dialogan en un espacio donde el tiempo no transcurre linealmente. Si bien la heroína Ester viene del pasado, es peregrina que busca refugio en el devenir de la historia y a la vez presagia un futuro glorioso para su pueblo y para la Iglesia de Cristo. La madre carmelita que está en la portería del convento donde ocurre el drama, en cierto modo también viaja al pasado, que se le hace contemporáneo por sus conocimientos bíblicos y participa también de la visión del futuro que se le muestra.

El libro de Ester se encuentra en la Biblia, en la sección de libros llamados históricos que suceden al Pentateuco y se distinguen de los libros poéticos y sapienciales y de los libros proféticos, que conforman el conjunto del Antiguo Testamento.

Los hechos relatados se sitúan en el exilio persa del siglo V a. C., aunque la composición del escrito es muy posterior. Más que una crónica histórica, el libro de Ester es ejemplo de aquella literatura que anima y sostiene la fe de un pueblo perseguido. Nombrar a Ester en la obra de teatro es hacer presente un drama bien conocido por sus destinatarias: una hebrea que gracias a la conducción de su tío Mardoqueo logra llegar al poder y arriesga su vida en favor de su pueblo, intercediendo ante el rey Asuero para detener el exterminio instigado por el visir Amán. Estas son en síntesis las connotaciones bien determinadas de la figura de Ester.

Desde otro punto de vista, la reina Ester representa también, en el drama steiniano, la palabra de Dios dirigida al pueblo de Israel en primer lugar y en persona. Por lo tanto, en la aparición de Ester es Dios quien finalmente entra en diálogo con la religiosa carmelita, en las tenebrosas horas de una nueva persecución y exterminio. De este modo, la palabra de Dios hecha mujer viene al encuentro en un acontecer marcado por el odio. Y esta “encarnación” se realiza en una modalidad original: pone de relieve una valiente intercesión cuyos prolegómenos están en la astucia de Mardoqueo, quien sabe aprovechar el encanto femenino para seducir al rey7. Aquí se manifiesta la fuerza de la seducción como un arma que se dirige al corazón. La decisión de Ester de presentarse ante el rey sin el debido permiso –acto penado con la muerte– es el punto cúlmine de la historia:

Ester 5. 1a: “Al tercer día, y una vez acabada su oración, se despojó de sus vestidos de orante y se vistió de reina. Recobrada su espléndida belleza, invocó a Dios, que vela sobre todos y los salva. Luego, tomando a dos siervas, se apoyó suavemente en una de ellas, mientras la otra la seguía alzando el ruedo del vestido. 1b: Iba resplandeciente, en el apogeo de su belleza, con rostro alegre como de enamorada, aunque su corazón estaba oprimido por la angustia. 1c: Franqueando todas las puertas, llegó hasta la presencia del rey. Estaba el rey sentado en su trono, revestido de las vestiduras de las ceremonias públicas, cubierto de oro y piedras preciosas y con aspecto verdaderamente impresionante. 1d: Alzando su rostro, resplandeciente de gloria, lanzó una mirada tan colmada de ira que la reina se desvaneció; perdió el color y apoyó la cabeza sobre la sierva que la precedía. 1e: Mudó entonces Dios el corazón del rey en dulzura”.

Viene Ester indefensa y pobre, sometida al autoritarismo (y machismo), y se presenta a Asuero sin saber el resultado de su audacia. Podría pensarse en el arrojo de la desesperación que la impulsa a tan osada acción, pero en realidad debe comprenderse como el atrevimiento de la fe y la confianza puesta en el dios fiel de Israel. La oración de Ester, del texto griego, da claridad sobre los motivos de su acción (Ester 4,17k-17z). También cabe preguntarse por la fuerza de la seducción como un arma no del todo inocente.

En el diálogo steiniano, lo nocturno es adjetivo, cualifica la modalidad y el ambiente donde se pronuncia la palabra. Bajo la oscuridad de la noche se simboliza el tiempo del descanso y la suma del cansancio. La madre carmelita se despierta por el timbre. Pero aún más, la oscuridad es también la guerra, la persecución, la amenaza de la muerte. Sin embargo, al interior de este clima violento emerge un diálogo que hace brillar una luz de esperanza y de victoria definitiva del plan de Dios sobre la historia humana turbulenta.

De ese modo, la noche se hace tránsito. Por una parte, es falta de luz, sin embargo, es una carencia dinámica, pues su profundidad anuncia la venidera claridad del día. En síntesis, Diálogo nocturno representa el drama de la esperanza cristiana sobre el mundo, como un hilo aparentemente frágil que conduce y sostiene el complejo entramado del devenir de la historia humana acorde al plan de Dios.

b) Medianoche

En Medianoche de la dramaturga Florencia Martínez, la noche del Diálogo nocturno se sustantiva. La medianoche corresponde al punto de inflexión entre la noche y el día, en consonancia con la división tripartita de la noche propuesta por san Juan de la Cruz, autor obligado en el símbolo nocturno, en lo que respecta al “tránsito” de la unión del alma con Dios8. La noche adquiere así un protagonismo transversal en la obra, y abre aún más la riqueza de su copiosa simbología múltiple9: tiempo, oscuridad, paz y temor; silencio y diálogo, intimidad, recuerdos, soledades y presencias, quietud y espera...

La presente adaptación libre sobre la obra steiniana ha surgido frente al desafío de comunicar el drama steiniano en las claves de la dramaturgia contemporánea, de manera que la obra Diálogo nocturno se convierte en el núcleo en torno al cual se desarrolla un ambiente vital biográfico con los hitos más esenciales de su autora. A esto contribuye creativamente el recurso del desdoblamiento de la misma actriz que representa sucesivamente a la reina Ester y a la madre de Edith Stein, en una metamorfosis que ocurre frente a los ojos de los espectadores. La madre carmelita de la obra original es reemplazada aquí por la misma Edith Stein, lo que crea un triángulo de protagonistas: la madre, la reina y Edith Stein como carmelita, lo que da cuenta de la óptica biográfica que adquiere relevancia para iluminar el texto base steiniano y también de cierta orientación psicoanalítica en esta comprensión del drama. A su vez, por medio de sus relatos las protagonistas traen al presente una serie de otros personajes. Entramos así en una especie de galería de espejos donde cada imagen proyecta su luz y aporta en la construcción de los mismos personajes. En los efectos especiales se ve precisamente un desfile de rostros que hace real el drama. Es notable que esta determinación de lo biográfico, lejos de restringir a lo particular, logra una capacidad de identificación universal en la medida en que cada biografía es fruto de muchas otras en una articulación infinita.

Este recurso es posible, también, gracias a la indeterminación de los límites que impone el mismo fenómeno de la noche, en la forma en que se encuentra presente en la descripción steiniana en la obra Ciencia de la cruz10. Esto da pie al juego de las libertades oníricas y a las resonancias del mundo del inconsciente, lo que, a su vez, redunda en un mayor espacio para muchos diálogos históricos.

La obra comienza cuando sor Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) escribe una carta dirigida a su madre, quien para la época de composición de Diálogo nocturno (1941) ya había fallecido. La fecha de defunción de la madre coincidió con la renovación de sus votos temporales como carmelita, en 1936. Dirigirse a su madre desde el claustro del carmelo simboliza retomar su biografía: Edith ha hecho una opción de vida que la ha separado de la fe de su madre y de su tradición religiosa y cultural. Es una ruptura que inaugura una nueva continuidad. Volverse hacia la madre puede, entonces, comprenderse como un atender a sus raíces hebreas para florecer con vigor en el aciago día del drama. Mirar hacia ella es en cierto modo retomar a la madre Israel. Edith reconoce su origen hebreo que la emparienta también con Jesús, María y la Iglesia naciente. Asumirá su destino bajo el dominio nazi como una representación de su pueblo, y ofrecerá su vida por su pueblo, que es también su nuevo pueblo, la Iglesia.

La noche en Ciencia de la cruz de Stein

Hay un texto de Edith Stein en Ciencia de la cruz que requiere nuestra particular atención, precisamente en la comprensión que ella hace de la noche mística sanjuanista, a partir de la “experiencia simbólica” que le ofrece la noche cósmica:

“La noche, en cambio, es algo natural: lo contrario de la luz que a nosotros y a todas las cosas envuelve. No es propiamente un objeto en el sentido literal de la palabra. No está delante de nosotros y ni siquiera se sostiene por sí misma. No es tampoco una imagen, entendida como figura visible. Es invisible e informe. Y, sin embargo, la percibimos verdaderamente y está más próxima a nosotros que todas las formas y figuras, está más propiamente unida con nuestro ser. Como la luz penetra con sus propiedades visibles todas las cosas, de la misma manera se las traga la noche y amenaza con tragarnos a nosotros también”.

Se trata de un texto de gran densidad, donde se destaca el aspecto informe e invisible de la noche con la amenaza que eso representa para nosotros. Lo más notable es la noche en cuanto interioridad o sus efectos:

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9789561427488
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