Kitabı oxu: «Robótica en Educación Infantil y Primaria»
ROBÓTICA EN EDUCACIÓN
INFANTIL Y PRIMARIA
Iván Montes Martínez
Robótica en Educación Infantil y Primaria
Primera edición, 2022
© 2022 Iván Montes Martínez
© 2022 MARCOMBO, S. L.
Cubierta: ENEDENÚ DISEÑO GRÁFICO
Maquetación: cuantofalta.es
Correctores: Anna Alberola y Manel Fernández
Directora de producción: M.a Rosa Castillo
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».
ISBN: 978-84-267-3450-1
Producción del ePub: booqlab
ROBÓTICA EN EDUCACIÓN
INFANTIL Y PRIMARIA
Iván Montes Martínez
Al alumnado y profesorado con el que he trabajado
este tipo de actividades, ya que, aunque aprenden,
yo también he aprendido muchas cosas de ellos y ellas.
ÍNDICE
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
1. LA ROBÓTICA EDUCATIVA
1.1 CONCEPTO DE ROBÓTICA EDUCATIVA
1.2 CONCEPTO DE ROBOT
1.3 ELEMENTOS QUE COMPONEN UN ROBOT
2. EL EMPLEO DE LA ROBÓTICA COMO ELEMENTO EDUCATIVO
2.1 LA ROBÓTICA COMO UN MEDIO
2.2 LA ROBÓTICA COMO UN FIN EN SÍ MISMA
2.3 EN ROBÓTICA EDUCATIVA NO EXISTEN RECETAS MÁGICAS (AL MENOS DE MOMENTO)
3. ASPECTOS METODOLÓGICOS Y ORGANIZATIVOS
3.1 ASPECTOS ORGANIZATIVOS
3.2 CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS
4. CONSIDERACIONES SOBRE EL TRABAJO CON ROBOTS
4.1 EL MONTAJE
4.2 LA PROGRAMACIÓN
4.2.1 CONCEPTO DE ALGORITMO Y DE DIAGRAMAS DE FLUJO
4.2.2 LA PROGRAMACIÓN DE LOS ROBOTS
4.2.3 PAUTAS GENÉRICAS PARA ENSEÑAR Y APRENDER A PROGRAMAR
4.2.4 PROGRAMAS AUTÓNOMOS VS. PROGRAMAS NO AUTÓNOMOS
4.2.5 EL EMPLEO DE SIMULADORES
4.3 DISEÑO DE ROBOTS
5. ROBÓTICA Y CURRÍCULUM
5.1 CONTRIBUCIÓN A LA CONSECUCIÓN DE LAS COMPETENCIAS
5.2 DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES STEAM
AGRADECIMIENTOS
ANEXO 1 - GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS
ANEXO 2 - COMPARATIVA DE ROBOTS
ANEXO 3 - TUTORIAL Cómo trabajar con los ficheros svg que se encuentran disponibles para su descarga
PRÓLOGO
No hace tantos años, la palabra «robot» sonaba a ciencia ficción.
Julio Verne, con obras como 20.000 leguas de viaje submarino o Viaje al centro de la tierra, e Isaac Asimov, con obras como Yo, robot, escribieron literatura científica.
La temática tratada era la incipiente robótica de sus tiempos. Yo, robot1 es el ejemplo más conocido. A pesar de ser una obra literaria, sentó ciertas bases éticas que hoy en día siguen siendo asumidas en el mundo de la robótica.
Pues bien, de la ciencia ficción se ha pasado a una realidad palpable. ¿Cuántos hogares no cuentan hoy en día con un robot-aspirador o con un robot de cocina? Una lavadora actual podría llegar a considerarse un robot. ¿Cuántas factorías industriales emplean robots en sus líneas de fabricación? Y podrían darse muchísimos más ejemplos.
Por lo tanto, la escuela no debe ser ajena a esta realidad. Y no solo porque exista per se, sino porque el empleo de robots en las aulas arroja múltiples posibilidades educativas; posibilidades que deberían ser tenidas en cuenta gracias a las potencialidades que ofrecen en diferentes ámbitos de la enseñanza.
Como cualquier otro elemento, la robótica
no supone por sí misma un recurso educativo.
Podrá serlo solamente en la medida en que las condiciones
en las que se desenvuelva sean realmente educativas.
Iván Montes, 9 de marzo de 20202
1 La versión cinematográfica, desde la humilde opinión del autor, desvirtúa por completo el contenido de la obra literaria original.
2 Encabezamiento de la guía de buenas prácticas elaborada para el programa Erasmus+ Robot Dance, la cual se encuentra incluida como anexo.
INTRODUCCIÓN
Este pequeño tratado sobre robótica educativa pretende ser una modesta aportación a un campo de conocimiento incipiente en el contexto de los sistemas educativos.
Es deseo del autor de esta obra poner por escrito ciertos conocimientos y experiencias vividas en primera persona relacionados con el desarrollo de actividades educativas en las que se emplean diferentes clases de robots.
El autor desea, asimismo, compartir ese conocimiento con quien desee adquirirlo, bien por curiosidad o bien por necesidad. Dicho conocimiento ha sido obtenido partiendo prácticamente desde cero, acumulando éxitos y fracasos. Aun así, el autor se encuentra muy satisfecho por los resultados educativos que ha sido capaz de alcanzar con su alumnado mediante el empleo de la Robótica desde varios enfoques.
Además, dada la retroalimentación que ha recibido del profesorado al que ha impartido formación al respecto, el autor considera que ha sido capaz de desarrollar una metodología y un suficiente campo de conocimiento como para que todo docente que no cuente con experiencia en robótica educativa pueda comenzar a dar los primeros pasos.
Del mismo modo, se anima a todo aquel docente que lo desee y que cuente con los recursos necesarios a poner en marcha actividades de Robótica con su alumnado.
El autor tiene la esperanza de que esta obra resulte amena y provechosa para todas aquellas personas en cuyas manos caiga.
A Portela (Narón),
a 31 de noviembre de 2020
CAPÍTULO 1
LA ROBÓTICA EDUCATIVA
1.1 Concepto de robótica educativa
El concepto de robótica educativa resulta bastante claro. Si por robótica se entiende «aquello relacionado con los robots», y a ello se añade el calificativo de «educativa», pronto se llega a la conclusión de que la robótica educativa consiste en el empleo de robots para alcanzar finalidades relacionadas con la formación (reglada o no).
A lo largo de este tratado serán desgranados aquellos aspectos de este campo que el autor considera más relevantes, más importantes y que deben ser tenidos en consideración.
Estos aspectos justifican su posible (y en ciertos casos ya real) presencia en todas las etapas de nuestro sistema educativo.
Resulta necesario hacer hincapié en que el mero uso de robots en educación no tiene por qué considerarse, por sí mismo, educativo. Si no se cumplen una serie de criterios y especificidades, que se irán viendo a continuación, existe el riesgo de que se quede en una iniciativa meramente recreativa y no se aprovechen las potencialidades que la robótica ofrece para cumplir con finalidades presentes en nuestro sistema de enseñanza.
Antes de continuar, resulta necesario poner de manifiesto que, aunque la mayoría de las familias se encuentren encantadas de que el alumnado trabaje con robots en el aula, y valoran muy positivamente este tipo de iniciativas, también hay familias (incluso algunos compañeros de profesión) que consideran que son solo juguetes y que no aportan nada a la formación del alumnado.
Dentro del mundo de la educación existen diferentes concepciones de cómo abordar el proceso educativo, y puede existir también un gran desconocimiento sobre este campo concreto por parte de las familias y del profesorado. Por ello, resulta necesario estar preparados para justificar el empleo de robots como parte de nuestra acción docente, tanto en lo tocante al trabajo de aspectos curriculares como en lo que respecta a la metodología empleada en las actividades que impliquen el uso de este tipo de recursos.
1.2 Concepto de robot
Para trabajar la robótica como docente, lo primero que se debe tener claro es qué es un robot. Además, en determinados casos, en función de la finalidad educativa, también resultará conveniente que el alumnado se encuentre en condiciones de determinar qué es y qué no es un robot.
Antes de desgranar el concepto, resulta interesante recordar cuándo se acuñó el término «robot». Fue el escritor checo Karel Capek quien, en 1920, utilizó por primera vez este vocablo en su obra teatral R.U.R. (Robots Universales Rossum) para designar a un particular tipo de máquinas; aunque parece ser que fue su hermano Josef quien ideó la palabra. Aún no está claro si es una modificación de la palabra checa «robota» (trabajo) o del eslavo «r’b» (esclavo), o una combinación de ambas que vendría a significar algo así como «esclavo trabajador»1.
Hoy en día, y basándose en una refundición de varias definiciones, se puede establecer que un robot es lo siguiente:
• Un aparato
Para las personas adultas puede parecer evidente, pero para el alumnado, dependiendo de su edad, no lo es tanto.
• Electrónico
Sin menospreciar el hecho de que cuenta con otro tipo de elementos, resulta destacable la presencia de la electrónica. Tanto el profesorado como el alumnado deben ser conscientes de que la electrónica ha revolucionado la tecnología de unos años a esta parte, y lo más probable es que continúe haciéndolo en el futuro. Los avances en potencia y fiabilidad de las placas electrónicas auguran un futuro relacionado con la robótica que se aproxima cada vez más a lo que hasta hace poco era ciencia ficción.
Figura 1.1 Ejemplo de placa electrónica.
Dado que este es probablemente el elemento más delicado de un robot, debido a la fragilidad de ciertos componentes, así como a su exposición a suciedad ambiental (como el polvo), resulta muy conveniente que cuente con algún tipo de protección en forma de tapa o carcasa.
Figura 1.2 Placa electrónica con carcasa.
• Programable
¡Se puede programar! Por lo tanto, no es una máquina «cerrada». Y gran parte de la variabilidad de programaciones para introducir viene dada precisamente por la electrónica. Por ejemplo, antes de la expansión de la electrónica, las lavadoras y los lavavajillas contaban con programadores mecánicos que permitían escoger una cantidad limitada de programas. Hoy en día, gracias a la electrónica, la cantidad de programas para introducir podría llegar a ser ilimitada (no lo es porque, si lo fuera, se marearía demasiado al usuario).
• Diseñado para satisfacer necesidades humanas
La mayor parte de los robots, al menos inicialmente, fueron diseñados para realizar una serie de tareas. Por ejemplo, aquellas de tipo tedioso:
Figura 1.3 Ejemplo de robot-aspirador.
Por otro lado, se encuentran aquellas tareas de tipo repetitivo que pueden ser automatizadas, pero para lo cual se precisa de una tecnología que sobrepasa lo que es una máquina.
Figura 1.4 Ejemplo de robot soldador.
Otra categoría sería la del empleo de robots para la realización de tareas peligrosas para los humanos, como pueden ser los robots empleados por los artificieros y artificieras para la desactivación de bombas.
Figura 1.5
Gracias al incremento de la precisión de la electrónica, se están empleando robots para la realización de tareas muy precisas (ya se usan incluso en cirugías), así como para otras tareas que, aunque no se consideren tediosas o peligrosas, facilitan o hacen más llevadera la vida de las personas.
Figura 1.6 Ejemplo de robot empleado para la realización de cirugías de precisión.
Y ya, por último, podemos considerar otros campos, como la recreación, la atención a personas, o el del caso que nos ocupa: la educación.
Figura 1.7 Ejemplo de robot de acompañamiento.
Debido al impacto social que tiene la presencia de robots —y que se prevé que continúe teniendo en el futuro—, el sistema educativo no puede ser ajeno a esta realidad. Por ello, debe preparar al alumnado para su interacción con robots y, además, debe promover una actitud de desarrollo (y no una actitud meramente consumista de tecnología).
• Con capacidad de movimiento
Hasta ahora se podría estar hablando perfectamente de ordenadores o teléfonos de última generación. Pero, a diferencia de estos, un robot tiene la capacidad de realizar movimientos. Y por «movimiento» no se entiende solamente la traslación, sino también que puede contar con partes móviles a pesar de permanecer estático (por ejemplo, un robot de cocina).
• Que puede ejecutar acciones de un modo automático
Es decir, un robot puede actuar de forma autónoma, sin que un ser humano tenga que estar dándole órdenes continuamente.
Y esto solo será posible gracias a la actuación de diferentes tipos de sensores y/o actuadores que, en función de la programación establecida, permitirán que el robot realice su tarea de una manera independiente (siempre y cuando la programación sea correcta, el montaje o ensamblaje esté bien realizado y, además, todos los elementos del robot funcionen adecuadamente y no estén estropeados).
1.3 Elementos que componen un robot
Un robot, al ser un aparato, está compuesto por diferentes elementos, y cada uno de ellos cumple una función determinada. Si se va a trabajar con ellos, conviene ser consciente de la tarea que cumple cada uno.
• Elementos electrónicos
En el apartado anterior ya se comentó que la presencia de una placa electrónica resulta indispensable para que un robot sea lo que es y pueda funcionar correctamente.
Si realizamos un símil con el cuerpo humano, que también emplearemos con el resto de elementos, la placa electrónica viene a ser el cerebro. Y ¿por qué? Porque es la encargada tanto de procesar la información que le venga dada como de enviar órdenes de ejecución a otros elementos que componen el robot.
Esa placa electrónica es la principal responsable de que el robot pueda ejecutar acciones de una manera autónoma.
• Elementos eléctricos
Otro de los aspectos importantes del concepto de robot es su capacidad de movimiento. Por lo tanto, un robot debe contar con elementos que permitan realizar tanto desplazamientos como otro tipo de movimientos. En el cuerpo humano (y en el de los animales en general) esa función la realizan los músculos.
¿Y cuáles pueden ser estos elementos? Pues, principalmente, motores y servomotores. La diferencia entre ambos radica básicamente en que los primeros pueden girar continuamente, bien en un sentido o bien en otro, mientras que los servomotores tienen un rango de movimiento que no supera los trescientos sesenta grados.
Figura 1.8
Además, podemos encontrarnos con otro tipo de elementos eléctricos, como luces o zumbadores (dispositivos parecidos a altavoces, pero con menor rango de emisión de sonidos).
Figura 1.9
Del mismo modo que el cerebro necesita de los sentidos para procesar la información ambiental, la placa electrónica necesitará (en la mayoría de los casos) recibir información del entorno para poder tomar decisiones y enviar órdenes. Y ¿cómo lo consigue? A través de sensores. Estos elementos captan un determinado tipo de información, y su tarea es enviar esa información a la placa electrónica para que esta decida, en función de la programación con la que cuente, qué acciones es necesario realizar. Dichos sensores pueden estar integrados directamente en la placa electrónica o pueden conectarse a ella a través de alguno de sus puertos.
Figura 1.10 Sensor de ultrasonidos.
Respecto de los sensores, es necesario matizar que no todos sirven para todas las placas. Ello se debe a los distintos modos de transmitir la información (que puede ser analógica o digital). Existen diferentes tipos de placas electrónicas, y estas pueden contar con puertos de conexión analógicos, digitales, o de ambos tipos.
• Elementos mecánicos
Para convertir la energía eléctrica en movimiento se necesitan este tipo de elementos, cuya complejidad puede ser variable.
Pueden ser tan simples como una rueda acoplada directamente a un motor o, por el contrario, pueden ser más complejos, como lo que supone emplear un sistema de poleas o un sistema de engranajes.
Junto con el siguiente tipo de elementos, se pueden considerar el esqueleto del robot.
• Elementos estructurales
Del mismo modo que un coche cuenta con un chasis o bastidor sobre el que se sustenta el montaje del resto de sus elementos, un robot también cuenta con una serie de elementos estructurales que cumplen dicha función.
Figura 1.11
Este tipo de elementos son muy variados, tanto en su forma como en el tipo de materiales que se emplean para su construcción o montaje. Lo más próximo al alumnado de Educación Infantil y de Educación Primaria serían las piezas encajables de construcción. Este tipo de elementos suelen ser muy próximos a la realidad de este alumnado, lo cual favorece un cierto grado de conexión entre la robótica y esos aspectos que ya domina el alumno y que, en la mayoría de los casos, son muy de su agrado.
A continuación, se encuentran los elementos metálicos fijos, o que se ajustan empleando tornillos y tuercas, lo cual supone una mayor complejidad en su montaje para el alumnado de menor edad. Pero este aspecto, afrontado pedagógicamente de una manera correcta, puede favorecer el aprendizaje en el uso de ciertas herramientas básicas.
Y, aunque «robot» suene a tecnología, resulta que hay modelos cuyos elementos estructurales son… ¡de madera!
Figura 1.12 Ejemplo de chasis realizado con madera reciclada en MDF.
Y, ya para terminar, se encuentra la creación de piezas mediante impresoras 3D. En este caso, existen robots que cuentan con modelos predefinidos, aunque también existe la opción de realizar modelos más complejos, de modificar esas piezas prediseñadas o de diseñar piezas propias2.
1 El autor desea poner de manifiesto que ese concepto de esclavitud probablemente se refiera a una esclavitud mecánica, no humana. Existen dispositivos esclavos de otros (por ejemplo, discos duros de ordenadores) y, en este caso, se hace referencia a una situación de dependencia (en el caso de los robots normalmente la dependencia es de un humano, pero ya hay casos de robots controlados por otros robots, o que incluso actúan en colaboración).
2 Las dos últimas opciones, desde un punto de vista ecológico, son muy recomendables siempre que la madera proceda de un cultivo sostenible y que el filamento empleado con la impresora 3D, como por ejemplo el PLA, sea un producto sin impacto ambiental.
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