Kitabı oxu: «Sainetecedina»

Şrift:

Contenido

1  Nuevo artículo

2  Nuevo artículo 1

3  Nuevo artículo 2

4  Nuevo artículo 3

5  Nuevo artículo 4

6  Nuevo artículo 5

7  Nuevo artículo 6


Sainetecedina,

la mejor medicina para quien no orina

Cubierta y diseño editorial: Éride, Diseño Gráfico

Dirección editorial: Ángel Jimenez

Primera edición: marzo, 2013

Sainetecedina, la mejor medicina para quien no orina

© José Cedena

© éride ediciones, 2013

Collado Bajo, 13

28053 Madrid

éride ediciones

ISBN libro impreso: 978-84-15643-97-5

ISBN libro digital: 978-84-15883-08-1

Diseño y preimpresión: Éride, Diseño Gráfico

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Todos los derechos reservados


José Cedena

Sainetecedina,

la mejor medicina para quien no orina


Dedicatoria

A todos aquellos que…, en esta época tan complicada que vivimos…, donde el hedonismo ha derrocado definitivamente al idealismo…, donde el corrupto tiene campo abierto y el honesto tiene que andar con pies de plomo…, en esta época tan indigna que vivimos…, donde el que roba una gallina va a la cárcel y el que roba a un país entero sale indemne…, donde se desahucia al pobre trabajador y se rescata al rico usurero… A todos aquellos que…, a pesar de todo eso, a pesar de toda esta vorágine de desatinos que mina la moral del más pintado…, a pesar de toda esa serie de injusticias tan evidentes y tan indignantes, siguen conservando el sentido de la ética, siguen atesorando sus principios, siguen teniendo como bandera la solidaridad y como estandarte el altruismo, siguen creyendo que un mundo mejor es posible y siguen pensando que la no violencia y la honradez es el camino y la paz y el bien común es el destino… A todos esos…, a todos ellos…, mi admiración... mi reconocimiento… mi abrazo… y mi dedicatoria.

José Cedena

Perdidos... en el Metro

Personajes

NICETO

MARGARITO

MONCHO

CHENCHO

MUJER 1

HOMBRE

MUJER 2

POLICÍA

(Andén de una estación de Metro de Madrid, concretamente la de Chueca. Decorado muy sencillo: basta con un simple banco y el cartel correspondiente que indique «Chueca». Por la derecha entran Aniceto (el Niceto) y su primo Margarito. Ambos con la boina calada hasta los ojos y resto de indumentaria clásica del mítico paleto: pantalón de pana, faja, etc… Se les nota claramente perdidos, fuera de su hábitat. Los dos son brutos y paletos hasta más no poder, pero Margarito, además, es ignorante como él solo. Miran a un lado y a otro desconcertados).

NICETO. ¡Que te lo he dicho, Margarito, que aquí no es! Que te he dicho que acaba en «buche»…, no en «eca», coño, que de eso estoy seguro.

MARGARITO. ¡Me cagüen la leche puta, primo, que ya te he oído, coño! ¡La culpa es tuya por perder el papel con las señas!

NICETO. ¡Hay que joderse…! ¡Las volteretas que habremos dao ya…! ¿Quién me mandará a mí fiarme de ti? ¿No decías que tú ya habías montao más veces en el Metro…?

MARGARITO. ¡Sí, señor…, y he montao!

NICETO. Pero ¿cuándo has montao tú, alma cándida…? Si tú no has salío de Valdemulas en toa tu vida.

MARGARITO. Eso es porque tú lo dices, ¡so hablaor! Monté una vez que vine con el Edelmiro a comprar un yugo.

NICETO. ¿Túuu…?

MARGARITO. Sí, señor. Tu primo Margarito.

NICETO (Con extrañeza).¿Y el Edelmiro se sabía estas cosas del Metro…?

MARGARITO. Él se tiraba el pisto con que entendía mu bien to esto, el desgraciao…

NICETO. Y era mentira, ¿a que sí?

MARGARITO. ¡Carajo! Nos metimos a las tres de la tarde… y cuando salimos había estrellas.

(Margarito se aproxima, peligrosamente al borde del escenario. Niceto le agarra y se le lleva para dentro).

NICETO. ¡Cuidao, primo! A ver si te vas a caer al barranco y ya era lo que nos faltaba… ¡que te atropellara el tren!

MARGARITO. ¡No jodas! ¡Pues mira…! Vaya unos apaños, si te presentas en el pueblo sin mí…

NICETO (Contrariado con la situación). ¡Hay que joderse…! Y encima no viene nadie por aquí pá preguntar. Ná más que al otro lao del barranco.

MARGARITO. Si acaso cruzamos, primo.

NICETO. ¡Amos, no jodas! Tú te has empeñao en que te pille hoy el tren. Se lo preguntamos desde aquí y a tomar por culo. (A voces, a un supuesto señor que hay en el andén de enfrente). ¡Oiga, jefe! ¡Eh…, chacho! ¿Que conoce usté a una muchacha que se llama Nicasía, que tiene una casa de comidas aquí en la capetal…? Bueno, una muchacha…, una moza ya graná… Es que es del pueblo, ¿sabe usté?, de Valdemulas. Y venimos a vesitarla pero no damos con ella… (Se supone que el hombre no contesta y Niceto insiste). ¡Eh, jefe…! ¿Que está usté sordo…?

MARGARITO. Ni puto caso, primo. Ese no te hace ni puto caso.

NICETO (Volviendo a la carga inútilmente).¡Mialé…! ¡Jefe! ¡Será posible el tío estúpido! ¡Mialé…!

MARGARITO. Nada, primo… Ese no quiere coles con nosotros.

NICETO. ¡Se hace el desentendío el desgraciao…! ¡Como salte el barranco…, te voy a arrear un par de soplamocos bien arreaos que te se va a quitar la estupidez pá toa tu vida…, so lurio! ¡Será posible…!

MARGARITO. ¡Chssst…! ¡Calla, primo!, que suena otro tren. ¿Qué hacemos…, montamos o qué…?

NICETO. ¡¿Qué se yo, Margarito, que sé yo…?! ¿Y si nos vamos más lejos entodavía…? Que ya hemos dao muchas volteretas, primo… Vamos a enterarnos bien primero.

MARGARITO. Y ¿cómo nos vamos a enterar, primo, si has perdío las señas…, cómo nos vamos a enterar…?

NICETO. ¡Coño! Alguien tendrá que conocer a la Nicasia, digo yo… (Pensando). Si es que estoy seguro que el Metro era algo de… alas de buche… (Suena el ruido del Metro que llega y al momento se vuelve a ir. Los dos se mueven indecisos y nerviosos de un lado a otro). ¡Nada!, que aquí no se baja ni Dios.

MARGARITO. ¡¿Cómo se va a bajar Dios del Metro, primo…?! Dende luego tiés unas cosas tú también…

NICETO. Es un decío, coño, es un decío…

MARGARITO. Pues vaya un panorama, primo…, vaya un panorama. A este paso estoy viendo que nos quedamos aquí encerraostoa la noche. Porque esto tengo entendío que lo cierran. Tarde, pero lo cierran.

NICETO. ¡No me jodas…! Pues vaya un plan. Como nos dejen aquí encerraos…, las vamos a pasar peor que el que se tragó las estrébedes.

(Por la derecha entran Moncho y Chencho. Su forma de vestir y de moverse, así como sus ademanes tan amanerados, los delatan rápidamente. Al ver a los dos paletos, van enseguida hacia ellos).

MARGARITO (Al verlos). Mira, primo, vamos a preguntar a esos dos.

NICETO (Observándolos, con recelo). Coño, coño… ¡Chsst...! Quieto, parao, primo…, quieto parao… que esos son de la acera de enfrente. A ver si se van a pensar que somos del gremio…

MONCHO (A Chencho, hablando muy afeminadamente, mientras mira insinuante a Niceto y Margarito, y va hacia ellos. Chencho le sigue). Vente para acá…, que aquí es donde están los hombres hermosssos.

NICETO. Coño, coñoooo… Ná, la que te digo…

(Moncho y Chencho se colocan al lado de los dos primos con intenciones evidentes de ligar con ellos).

MARGARITO (Aparte, a Niceto). No me gusta cómo caza la perra, primo…

MONCHO. Hola, guaposs… Vosotros no sois de aquí, ¿verdad?

MARGARITO. No señor, somos de Valdemulas.

NICETO (Aparte, a su primo). ¡Chsst…! Tú a callar, primo…, tú ni caso que se arrumacan.

MONCHO. Haaala…, qué mocetones tan rupestres hay en Valdemulass… (Aparte a Chencho). ¡Qué morbazo, Chencho…! (Presentándose). Yo soy Moncho y este es Chencho.

(El Niceto se muestra esquivo hacia ellos, ninguneándolos descaradamente, pero Margarito, que se muestra más cordial, se presenta también).

MARGARITO. Yo soy el Margarito. Y este es mi primo, el Niceto.

NICETO (Aparte, a Margarito, mientras le da un fuerte pisotón). ¡Que te calles, leche! ¡Inorante! ¿Es que no sabes lo que buscan estos…?

MARGARITO (Dolorido). ¡Cagüen la leche, primo…!, me has pisao en to el juanete.

NICETO. ¡Jódete, por cascante!

MONCHO. Si queréis, os podemos hacer de cicerone…

NICETO (Muy displicente). No, gracias, no fumamos.

MONCHO. Ji, ji… Oh, no, por favor…, de cenicero, no, ji, ji…, «de cicerone», de guía turístico, vamos.

MARGARITO (Más seco aún).No, gracias. Si nosotros entendemos mu bien de Metro…

CHENCHO (Muy irónico). ¡Haaala…, de Metro…! Ji, ji, ji… Yo me conformaba con cuarenta centímetros, fíjate…

MARGARITO (Aparte a su primo). Primo, que digo yo… que a lo mejor estos nos pueden llevar en cá la Nicasia…

NICETO (Dándole otro pisotón que hace retorcerse de nuevo a Margarito). ¡Que te calles, coño! ¿Es que no ves que lo que quieren es abrigártelo…, o que se lo abrigues…?

MARGARITO (Haciendo gestos de dolor). A lo mejor no, primo, a lo mejor no, joder…

NICETO. ¡Pero qué inorante vas a ser toa tu vida, primo!

(Mientras Niceto y Margarito hacen sus apartes, Moncho y Chencho cuchichean entre ellos entre risitas cómplices).

CHENCHO (Moviéndose a su alrededor). Ay, por favor, qué dos chicarrones tan fornidos… (Rozando con un dedo la espalda de Margarito). Pero un poco tímidos, ¿no…?

MARGARITO (Dando un rebote como si le hubiera picado una avispa). ¡Chisst…! Sin atentar, ¿eeehh…?, sin atentar.

MONCHO (A Niceto, mientras le acaricia el hombro provocativamente). ¿Tú que prefieres, guapetón…, soplar nuca o morder almohada?

NICETO (Quitándole la mano como si le hubiese quemado y echando para atrás el puño con intenciones poco amistosas). ¡Romper hocico! (Moncho y Chencho dan un rápido paso atrás muy asustados ante la brutalidad de Niceto, que va hacia ellos, dando un fuerte pisotón en el suelo para terminar de amedrentarlos). ¡Arrea pá allá…!

MONCHO (Reculando también junto a Moncho).¡Ay, por favor, qué brusssco…!

MARGARITO (Imitando la acción de su primo y secundando sus amenazas. A Chencho). ¡Arrea, que te han visto!

CHENCHO (Retrocediendo). ¡Brussscos… más que brussscos!

NICETO (Haciendo amagos de ir hacia ellos). ¡Como vaya pá allááá…!

MONCHO (Mientras se va presuroso, junto a Chencho, por donde han venido). ¡Ruralesss…, que sois unos rurales!

MARGARITO. ¡A mucha honra!

NICETO (Persistiendo en su actitud amenazante). ¡Arreeeeea…! ¡Cagüen hasta en la madre que los ha parío…! ¡Será posible…!

MARGARITO. ¡Amos, primo…., que nos querían apretar las tabas!

NICETO. ¡Cómo lo sabes!

MARGARITO. Que digo yo, primo…, que podíamos salir y coger un taxi.

NICETO. ¡Amos, no jodas! Y damos con uno que no conozca a la Nicasia…, se lía a darnos volteretas por Madris… y no dejamos el jornal en el taxi. ¡Quita, quita…!

MARGARITO. También tiés razón…

NICETO. ¡Digo…! Y luego que atinemos a salir de aquí, que esa es otra…

(Por la derecha aparece una joven y despampanante mujer).

MARGARITO (Al verla). Mira, primo, vamos a preguntar a esa, que esa no creo que nos quiera apretar las tabas, je, je, je…

NICETO. Y si nos las quiere apretar, yo me dejo, primo, je, je, je…

MARGARITO. ¡Nos ha jodío… y yo!, je, je, je…

NICETO. ¡Vaya una hembra, muchacho…!

MARGARITO (Se acerca hacia la joven). Oye, buena moza…, ¿que conoces tú a la Nicasia, la de Valdemulas?

LORE (Su tono de voz tan grave la delata enseguida ante cualquiera, menos ante el inocente Margarito). A la Nicasia la de Valdemulas, no, pero si te sirve la Lore la «Chichi ardiente» estoy a tu disposición…, guapetón.

(Margarito se queda boquiabierto, al pronto, pero enseguida reacciona y se vuelve hacia su primo entusiasmado).

MARGARITO (Aparte a Niceto).¡Ay madre, primo, que me paece que la he gustao a ese bombonazo…!(A Lore). ¡Me cagüen la leche que si me sirve…!

NICETO (Que se ha percatado al verla de cerca y oírla de que, la chica en cuestión, en realidad es un travesti, le da por detrás, reclamando su atención). Primoooo…, que no me gusta cómo caza la perra…

MARGARITO. Je, je… ¡Nos ha jodío…, como que es a mí al que le acarrea los conejos! Por eso no te gusta, je, je, je…

LORE. Bueno, deja a tu amigo ya y vente conmigo, guapo, que nos lo vamos a pasar en grande.

MARGARITO. ¡Ahora mismo, presiocidá…! (Hace intención de irse pero Niceto le agarra por detrás de la chaqueta).

NICETO (Advirtiéndole).Primo, que mira qué cacho nuez tiene…

MARGARITO. ¿Y qué pasa con la nuez…?

NICETO. Pues que, si tiene «nuez»…, no creo que tenga también «castaña».

MARGARITO. ¡Hay que joderse, primo…! Pero qué tonterías dices algunas veces, coño.

NICETO (Insistiendo). Margarito…, que eso es un maromo...

MARGARITO. Pero ¿cómo va a ser un maromo ese peazo hembra…?

NICETO. ¡Hay que joderse…! Cuidao como te vas a empeñar en volver a Valdemulas andando espatarrao…

LORE (Empezando a impacientarse ante las confidencias que se trae Margarito con Niceto). Bueno, ¿te vienes conmigo o prefieres a tu amigo…?

MARGARITO (Yéndose enseguida hacia ella). ¡Amos, no jodas…! A este que le den morcillas…, je, je… ¡Ámonos!

NICETO (Vuelve a sujetarle más firmemente y utiliza su último cartucho). Que sepas que se lo pienso chivar a la Benita.

MARGARITO (Frenando en seco ante la amenaza de Niceto). ¡Pero qué envidioso eres, primo! (Muy enfadado). Ahora que…, te voy a decir una cosa…, «esta me las pagas».

NICETO. ¡Arrea, inorante…! ¡Que tengo que estar siempre pendiente de ti, que si no, en toas partes te la lían…!

LORE (Molesta y perdiendo definitivamente toda su feminidad, con voz aún más grave y hombruna, lo que ya mosquea también a Margarito). Bueno, ¿te vienes o qué, coño…?

MARGARITO. Pues me paece a mí que va a ser que no.

LORE (Sacando una pistola del bolso y apuntándolos). Pues entonces, venga, las carteras… (Los dos levantan las manos muy asustados y a renglón seguido sacan las carteras y se las dan, aunque Lore aún no se conforma). Y los relojes. ¡Venga, los relojes también!

NICETO (A Margarito, mientras se quita el reloj). ¡Me cagüen la leche…! Si lo sé, te dejo de que te vayas. (Incitándole a irse). Todavía estás a tiempo… (A Lore, antes de darle el reloj). Espere usté, que sí que se va mi primo...

MARGARITO (Entregando su reloj a Lore). ¡De eso nada! ¡Vete tú, no te jode…!

LORE (Cogiendo los dos relojes y marchándose, aunque volviéndose sobre la marcha y apuntándolos). Y quietecitos ahí, ¿eeehhh…? Que no os vea yo moveros. (Desaparece por donde vino).

NICETO (Desesperándose). ¡Vamos, vamos…, vamos…, vamos…, vamos, vamos…, vamos… y vamos!

MARGARITO. ¿A dónde…?

NICETO. ¡A dónde ¿qué…?!

MARGARITO. Que ¿a dónde vamos?

NICETO. ¡Y yo qué sé a dónde vamos a ir…!

MARGARITO. ¡Pero coño! Estás diciendo tantas veces «vamos»… Y ahora no sabes dónde vamos…

NICETO. Porque me tienes desesperao…, ¡degraciao!

MARGARITO. ¿Yoooo…? ¡Amooos…, que siempre me tiés que echar a mí las culpas de to!

NICETO. Como que te tenía que haber dejao de irte con el marimacho ese…

MARGARITO. A ver si te crees que no me le había guipao yo…

NICETO. ¿Túúúú…? Si estabas toencendío… ¡inorante!

MARGARITO (Con poca convicción en lo que dice). Pero era pá… pá hacerte de rabiar, pero, amos…, en cuanto le he visto… me le calao enseguidita.

NICETO. ¡Arrea pá allá…, inorante! A mí me la vas a dar. Si no te conociera… (Por la derecha llega una señora mayor. Tiene todo el pelo cano y debe rondar casi los ochenta). Mira, por ahí viene una vieja. A esa sí que le podemos preguntar, que esa sí que es de fiar.

MARGARITO (Dándoselas de listo). Chsstt…, quieto, primo, quieto… No seas confiao, coño. Paece mentira que no hayas escarmentao… Aguarda…, tú déjame a mí. (Se adelanta a su primo y va hacia la vieja. Con disimulo pasa a su lado y se coloca detrás de ella. De pronto la agarra por detrás inmovilizándola y gritando a su primo). ¡Ahora, primo, corre…! ¡Quítale el bolso y saca la pistola, corre…! (La vieja grita aterrorizada).

MUJER 1. ¡Socorro! ¡No me haga nada, por favor! ¡Socorro…!

NICETO. Pero ¿qué haces, Margarito…? (Dándole patadas en el culo). ¡Deja a la vieja, degraciao! ¡Suéltala…!

MARGARITO. Sí, sí, vieja…, quítale la peluca y verás…

NICETO (Sigue gritándole y dándole patadas en el culo). ¡Suéltala, degraciao…! ¡Que te vas a cargar a la vieja!

(Margarito se las apaña para seguir sujetando a la vieja con una mano y tirarla del pelo con la otra, al ver que su primo no le hace caso).

MUJER 1. ¡Aaaaaahhhhh…! No me haga daño, por favor. Coja el bolso si quiere, pero no me haga daño.

(Por fin, Margarito la suelta al ver que no lleva peluca).

MARGARITO. ¡Me cagüen la leche…! Pues sí que es una vieja de verdad…

NICETO. Pues claro, ¡degraciao! ¿No lo ves…?

MUJER 1 (Todavía con el miedo en el cuerpo y sin salir del shock, dando el bolso a Margarito). ¡Tenga…, tenga usted! Coja usted lo que quiera, tenga…, pero no me haga nada, por favor, que soy una pobre vieja…

NICETO (Intentando calmarla).¡Vale, vale…, ya está, ya está…! ¡Que este degraciao se ha equivocao, leche! Que no pasa ná.¡No se preocupe usté, jefa!

(Margarito agacha la cabeza y se rasca el cogote aturdido con su confusión, sin saber ni qué hacer).

MUJER 1 (Empezando a recuperarse del susto). Pero… ¿no quieren el bolso…?

NICETO. ¡Que no, coño! Es que tengo la desgracia de tener un primo tonto, ¿sabe usté…? (A Margarito, propinándole otra patada en el culo). ¡Abombao! ¡Que estás tonto perdío…!

MUJER 1 (Compadeciéndose de Margarito al tomar al pie de la letra las palabras de Niceto). Pobrecito… No le regañe usted, hombre… ¿Qué culpa tiene él de ser tontito…?

MARGARITO. ¡Eh! Alto ahí…, que esas son cosas de mi primo… Que yo de tonto no tengo un pelo.

MUJER 1 (Siguiéndole la corriente). Di que no, hermoso, di que no… Que tú no eres tonto. (Hurga en su bolso y saca una moneda). Toma, guapo, toma…, para que te compres un Chupa-chups.

(Margarito se queda mirando la moneda, indeciso, y termina cogiéndola y guardándosela).

MARGARITO. Traiga, traiga…, que nos han dejao sin una perra. Muchas gracias.

MUJER 1 (Continúa tratándole como a un niño). No se dice «muchas gracias»…, se dice «muchas veeeces…», ji, ji…

NICETO. ¿Que conoce usté a una moza de mi pueblo que se llama Nicasia…?

MUJER 1. No, hermoso, no.

NICETO. ¿Es que no es usté de aquí, de Madrid…?

MUJER 1. Sí, hermoso, sí…, ji, ji…, pero esto es muy grande para conocer a todo el mundo.

NICETO. Que sí, hombre, si la tiene usté que conocer… Una que tiene un restaurante que se llama «Casa Nicasia»…

MUJER 1. Je, je, je…. Pero aquí hay muchos restaurantes, hombre… Si fuera de mi barrio, le conocería, pero averigua dónde estará ese restaurante…

NICETO. Y ¿sabe ustéaónde está una estación que se llama… «alas de buche» o algo así…?

MUJER 1. ¿Alas de buche…? No, hermoso, esa estación no existe. Como no sea nueva…

NICETO. Acaba en «uche». Eso sí que lo tengo seguro.

MUJER 1. ¿No será Aluche?

NICETO. ¡Eso!

MUJER 1. Pues es esta la línea…, la línea 5. Pero tenéis que cruzar al otro andén porque este es dirección contraria.

NICETO. ¡No joda usté…! ¡Cómo vamos a cruzar! ¿Que quiere usté que nos pille el tren…?

MUJER 1. No, hombre, no… Subís por aquí (Indicándoles por donde ella ha entrado). Por esas escaleras, y luego cogéis dirección «Casa de campo».

NICETO. No, no…, si la Nicasia no vive en el campo…, si vive en plena capetal.

MUJER 1. Je, je… Ya, hombre, ya… Si es que la línea 5 va de «Canillejas» a «Casa de campo», pero vosotros os tenéis que bajar antes, en «Aluche».

NICETO. Aaaahhh…

MUJER 1. Vosotros tiráis para donde os indique «Callao»…

NICETO. ¡No joda usté…! Pues entonces sí que la liamos…

MUJER 1. ¿Por qué?

NICETO. Porque mi primo Margarito no sabe estar callao ni debajo el agua. Como haya que estar callao por ahí, este la lía, que se lo digo yo.

MARGARITO. Si tú también hablas más que un sacamuelas, primo…

MUJER 1. Je, je… Que no, hombre, que no… «Callao» es como se llama la primera estación por la que tenéis que pasar para ir a «Aluche». Vosotros tiráis por ahí, pero no os bajéis en «Callao»… Tenéis que pasar varias estaciones más, siempre dirección «Casa de campo», y, cuando veáis «Aluche»…, allí os bajáis. No tiene pérdida.

NICETO. Y allí sí que conocerán a la Nicasia, ¿no…?

MUJER 1. Hombre…, seguro que allí sí que encontraréis a alguien que conozca el restaurante.

NICETO. Pues venga, Margarito, ámonos pá allá. (A la señora). Y muchas gracias, eeehhh…

MUJER 1. De nada, hombre, de nada.

MARGARITO. ¡Hale, a seguir bien! (Se van los dos por la derecha).

MUJER 1. Adiós.

(Apagón de luces).

(Al volver las luces, Niceto y Margarito vuelven a estar de nuevo en el andén. Pero… algo ha cambiado: el cartel indicativo de la estación ya no es el de «Chueca» sino el de «Oporto»).

NICETO. ¿Tú estás seguro, primo, de que esto está en Portugal?

MARGARITO. ¡Que sí, primo! Que te lo dijo yo…, que Oporto es de Portugal.

NICETO (Pensativo).No, no…, si a mí también me suena.

MARGARITO. Menos mal que tu primo Margarito es un lince en geografía. Amos, que si no me percato yo…, sabe Dios aónde vamos a empalvar.

NICETO. Hay que joderse la que nos ha liao la vieja…

MARGARITO. Si ya me ha escamao a mí, cuando nos ha dicho que nos fuéramos pá la casa del campo… Esa nos ha visto que somos de pueblo y se ha cachondeao de nosotros, que te lo digo yo, primo.

NICETO (Continúa meditabundo). Lo raro es que hayamos tardao tan poquito en llegar a Portugal…

MARGARITO. ¡Carajo! Estos bichos, por debajo la tierra llegan en un pis-pas… Amos…, que si no me llego yo a percatar…, cuando nos hubiéramos querío dar cuenta estamos en Rusia. ¡O en China!

NICETO. ¡Cagüen la leche jodía…! La que nos la liao la vieja… A ver cómo volvemos ahora pá allá…

MARGARITO (Al ver a un hombre que entra por la derecha). Mira, por ahí nos entra uno. Vamos a preguntarle.

NICETO. Y ¿qué vas a adelantar, primo…? Si hablará en portugués y no nos va a entender.

MARGARITO (Yendo de sobrado, como siempre que va a meter la mata). Tú deja a tu primo Margarito. Verás como a mí me entiende… (Dirigiéndose al hombre, que ya ha llegado donde están ellos y hablándole deletreando cada sílaba y gesticulando mucho). No-so-tros ser es-pa-ño-les…, ¡es-pa-ño-les!... ¿Có-mo se vuel-ve a Es-pa-ña?

NICETO (Secundando a su primo). A Ma-dris… ¿Por don-de volver no-so-tros a Ma-dris…?

(El hombre los mira, atónito).

MARGARITO (Insistiendo al ver que no contesta). ¡A Ma-dris…! ¿Có-mo ir no-so-tros a Ma-dris…? Cris-tia-no Ro-nal-do…, Mo-u-ri-nho…, ¡Ma-dris!

(Por fin el hombre reacciona y les contesta de la misma manera).

HOMBRE. I-ros a to-mar por cu-lo… ¡Gi-li-po-yas!

MARGARITO (Sorprendido y ofendido con la reacción del hombre). O-i-ga us-té…, sin fal-tar…, que yo a us-té no le he fal-ta-o…

NICETO. ¡Será tío estúpido, el portugués este…!

HOMBRE (Hablando con un remarcado acento chulapo madrileño). Portugués lo serás tú, no te digo…, que yo soy madrileño, del barrio de Chamberí, ¡paleto!

MARGARITO (Poniéndose transcendente). Pues paece mentira que siendo español trate usté así a unos compatriotas en tierra extranjera…

HOMBRE. Je, je, je… Pero ¿qué dices tú, chalao…? ¿Tierra extranjera…? Será para los paletos como vosotros…

NICETO (Empezando a mosquearse). Pero… ¿esto no es Portugal…?

HOMBRE. ¡Jodeeeeeerrr…! Je, je, je, je… Pero ¿de dónde habéis salido vosotros, flipaos…?

MARGARITO. De Valdemulas. ¡Y a mucha honra!

NICETO (Cabreándose con la actitud del hombre). ¡Me cagüen mis mulas! ¿Estamos en Portugal o no estamos en Portugal…?

HOMBRE. ¡¿Cómo va a ser esto Portugal…?! Si estamos casi en pleno centro de Madrid…, ¡pringao!

MARGARITO (Sin dar su brazo a torcer). A mí me la vas tú a dar… Si lo pone ahí bien clarito: «Oporto». Y Oporto es de Portugal, que estoy yo mu bien enterao.

HOMBRE (Rompiendo en una carcajada). Ja, ja, ja, ja… Pues claro, paleto… «Oporto»…, la estación de Oporto, de Madrid. Ja, ja, ja… (Alejándose de ellos y en tono despectivo). Paletos…

NICETO (Mirando a su primo muy cabreado). Si ya me extrañaba a mí… Si ya me extrañaba a mí que acertaras tú en una… ¡¿Quién me mandará a mí fiarme de ti…?! ¡Pero…, ¿quién me mandará a mí fiarme de tiiii…?!

MARGARITO. ¡Joder…! A mí no me eches las culpas, primo. La culpa la tiene el que pusiera «Oporto» a una estación de Madris… Eso es como si a la estación del tren de Valdemulas le llamaran «estación de Villaguarros». ¡Nos ha jodío…!, pues to el mundo se iría a Valdemulas creyendo que era Villaguarros…

NICETO. ¡Pero… ¿quién me mandaría a mí fiarme de ti, sabiendo que eres un cacho carne con ojos…?!

(Pequeña pausa con los dos moviéndose, nerviosos, de un lado a otro).

MARGARITO. Bueno, ¿y qué hacemos, primo…?, ¿montamos otra vez pá el mismo sitio o qué…?

NICETO. ¡A ver! ¿Qué vamos a hacer…?

MARGARITO. Pues yo me estoy meandito vivo, primo…

NICETO. ¡Y yo, nos ha jodío! Dende esta mañana que nos metimos aquí…, a ver cómo no vamos a tener ganas de mear.

MARGARITO. ¡Y sin comer! Que yo ahora mismito tengo más hambre que un milano.

NICETO. ¡Cagüen la leche jodía…! ¡En la hora que me fié yo de ti… y en la hora que nos metimos en el Metro!

MARGARITO. Y sin una perra que nos ha dejao el marimacho ese… A ver cómo comemos…

NICETO. La cosa es salir de aquí, Margarito. Si la encontramos, ya nos fiará la Nicasia.

MARGARITO. Hay que joderse… Cuidao que íbamos a comer en ca la Nicasia… y no vamos a llegar ni a cenar.

NICETO (Cada vez más nervioso).¡Y el jodío Metro este lo que tarda ahora también, coño!

MARGARITO. ¿Sabes lo que te digo, primo…? Que yo voy a mear en el barranco.

NICETO. Pero ¿cómo te vas a poner a mear en el barranco, muchacho…, pá que te vean la chorra tos los que están allí enfrente…?

Pulsuz fraqment bitdi.

7,55 ₼
Janr və etiketlər
Yaş həddi:
0+
Həcm:
101 səh. 3 illustrasiyalar
ISBN:
9788415883081
Müəllif hüququ sahibi:
Bookwire
Yükləmə formatı:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip